27 de abril de 2016

Festín de hielo y fuego


"Acércate. No, más cerca. Tengo que hacerte una confesión. Es algo embarazoso y no quiero que se entere todo el mundo. Un paso más, sí… Acércate y te haré una triste confesión al oído.
No sé cocinar.

Ese es mi vergonzoso secreto. Todos los párrafos y páginas que he dedicado a la comida en mis libros e historias a lo largo de los años, todas mis apasionadas y detalladas descripciones de platos, los más corrientes y los más exóticos, todos esos festines de ficción que han logrado que se te haga la boca agua... Jamás he cocinado ni uno solo de ellos. Estaban hechos de palabras. […]
Soy bueno para escribir. Para cocinar, no tanto. […]


Afortunadamente, soy mejor para comer que para cocinar (como se puede comprobar dando un vistazo a mi cintura). La comida es uno de los grandes placeres de la vida, y yo estoy totalmente a favor del placer. La lectura es otra de las cosas que hacen que merezca la pena vivir, y si se puede combinar la lectura con la comida, entonces... […]
Es verdad que en mis libros gasto un montón de palabras describiendo los manjares que mis personajes comen, Más que la mayoría de los escritores, sospecho. Esto me ha acarreado no pocos reproches de lectores y críticos que prefieren un ritmo más vivo. […] Tanto si se trata de un banquete de bodas de 77 platos como de unos forajidos compartiendo carne de vaca en salmuera y manzanas en torno a una hoguera, esos críticos no quieren saber nada de ello, a menos que haga avanzar la trama.
Seguro que comen comida rápida mientras teclean en sus computadoras.
Tengo un punto de vista diferente sobre esta cuestión. Yo escribo para contar historias, y contar una historia no es lo mismo que hacer avanzar la trama. En absoluto. Si la trama fuese lo único importante, nadie necesitaría leer novelas. Bastaría con leérselas guías de lectura. Lo único que se extrañaría sería… Bueno, todo. […]
Y las comidas que describo también tienen otros efectos. Gran parte del atractivo de la fantasía épica reside en la construcción de un mundo, y la comida forma parte de ello. Se puede saber mucho de un mundo y una cultura a partir de lo que se come (y lo que no se come). Todo lo que se necesita saber de los hobbits puede aprenderse a través de la “panceta bien crujiente” y de los “segundos desayunos”. Y los orcos…. Bueno, por el momento no parece probable que nadie escriba El libro de cocina de los orcos. […]
Me gusta escribir sobre comida, y a mis lectores –al menos a la mayoría- parece que les gusta leer sobre eso. A juzgar por el número de lectores que me escriben para decirme que las escenas de festines hacen que se les haga la boca agua, algo debo de estar haciendo bien. […]
Coman fuerte, amigos. Llega el invierno."


 Este texto es parte del prólogo que el propio George R. R. Martin escribió para el libro Festín de hielo y fuego: el manual de cocina oficial (Aguilar, 2013), de Chelsea Monroe-Cassel y Sariann Lehrer.
Las autoras son estadounidenses, nacidas y criadas en ámbitos rurales de la Costa Este, amantes de la cocina y de la literatura de ficción.
Fanáticas de la saga, comenzaron a informarse y a experimentar para poder llevar a la mesa los platos que se describen en las novelas-

Empezaron creando un blog, The inn at the crossroad   (http://www.innatthecrossroads.com/),
en el que compartían sus experiencias con sus seguidores.
El blog está organizado por ingredientes, por región, por libro y tiene algunas secciones simpáticas como Dishes even we can´t make, u otra llamada Plan a Party! (temática, por supuesto).

Luego le escribieron a Martin y se aparecieron personalmente en Boston durante la gira de presentación de Danza de dragones con un canasto con pastelitos de limón y otros experimentos. Una cosa llevó a la otra, los seguidores del blog empezaron a llevar sus ofrendas a las presentaciones que el autor hacía por todo el país... y las chicas se convirtieron en las cocineras oficiales.

El libro empieza con una breve introducción sobre los ingredientes medievales y sus similares actuales y breves recetas de condimentos, salsas y masas básicas.
Cada capítulo es una región: el Muro, el Norte, el Sur, Desembarco del Rey, Dorne y Más allá del Mar Angosto. Cada una de las recetas se presenta con la cita del texto de la saga que la ha inspirado. Chelsea y Sariann investigaron en viejos libros de cocina históricos, de las épocas antigua, medieval e isabelina, así que muchas de las recetas también incluyen las indicaciones y la cita del texto de origen. Luego están los ingredientes y el paso a paso, como en cualquier recetario moderno y, en algunos casos incluyen dos versiones de un mismo plato: la inspirada en el libro y la receta actual.

Hay para todos los gustos. Sencillos pastelitos de manzana y peras al vino, para los golosos. Jabalí asado o pato alimón, para quienes tengan ganas de trabajar. Saltamontes picantes a la miel o serpiente de Dorne con salsa picante… para quien se anime.

Como suele ocurrir con los libros de cocina, este es muy bonito en sus aspectos formales, impreso en papel ilustración, una buena encuadernación rústica y hermosas fotos. Y, aunque no he probado de hacer ninguna de las recetas, los ingredientes e instrucciones parecen ser correctos.

En suma, algo realmente diferente y no sólo para fanáticos.



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